lunes, 12 de julio de 2010

- Sabes que me dió mucha rabia... - masculló, vacilante, como quien no quiere la cosa. Me levanté de pura rabia.
- ¡Pero tendrás morro! - chillé - ¡Eres tú el que me dijo que no queria nada conmigo! ¿Ahora no puedo hacer yo lo que quiera?
- ¡No es eso! - se sulfuró. - Solo que me ha molestado un poco...
Estaba a punto de matarlo. Por una parte me gustaba que estubiera tan celoso, pero, por la otra, como siguiera así le mandaria donde yo me sabía. Si no queria nada conmigo, ¿Que narices le importaba a él con quien me acostaba y con quien no?
- ¿Y porque te ha molestado?
Él rió sarcasticamente, pero molesto a la vez.
- Ah no, porque te has acostado con mi hermano, solo eso. Nada fuera de lo común.
- ¿Y que mas te da? - grité. - Es decir... ¿No puedo hacer nada porque a ti te molesta?
Se levantó del sofá. Me pareció que se habia cansado ya de discutir. Y con razón, estabamos discutiendo por una tonteria.
Yo le queria, más que a nada, pero ya me dejo las cosas claras. Intentaba rehacer mi vida sin él y cuando lo consigo... pasa esto. Vale que a lo mejor no era la persona más indicada con quien hacerlo, pero...¿Que mas da? La cuestión es que yo queria ser feliz.
Tom se puso mirando hacia la ventana, con la mirada perdida, observando las estrellas que reinaban en el cielo aquella noche.
- ¿Te has parado a pensar lo que significa esto? - susurró. Casi no lo oí de lo flojo que lo dijo.
- ¿A que te refieres?
Suspiró, como pensandose que iba a decir ahora. Le observé desde atrás. Esa camisa con cuadros verdes y blancos le sentaba increíblemente bien. Y los pantalones anchos hacian que su figura resultara un poco más difuminada, tenias que echarle imaginación si querias imaginartelo desnudo.
- Me refiero a que te has acostado con él...
- Tom, ya lo sé, no hace falta que...
- Y él es mi gemelo.
Me quedé atónita. ¿A donde queria llegar?
- Muy bien, ¿Te aplaudo? - contesté. Estaba borde, si, pero no se me ocurria nada mas que hacer.
- Él es como una copia mia. - reflexionó. Parecia que estubiera hablando consigo mismo que conmigo. - Es como si... estuvieras buscando alternativas.
- ¿Alternativas? ¿De que hablas?
Se giro, ahora me miraba a la cara.
- Te dije que no queria nada contigo. Y buscaste a mi hermano porque es igual que yo.
Empezé a atar cabos. ¿Es posible que yo...?
- Si no puedes acostarte con Tom acuestate con el doble de Tom. - espetó. Esas palabras me retumbaron en la cabeza, como un eco. - ¿Tengo razón?
Bajé la cabeza, me moría de la vergüenza porque... desgraciadamente, tenía toda la razón del mundo.
- Será que no puedo vivir sin ti. - contesté, a pesar de la verguenza.
- Será...
Y vi como se dió la vuelta, con tristeza, y se dirigia a la habitación de su hermano. Le observé, dando pasos pequeños, sin prisas, como si no quisiera entrar.
Entonces, al abrir la puerta, se giró de nuevo, intentó sonreír y vi como Bill asomaba la cabeza asustado. Tom se quedó en silencio, para luego hablar, con su voz ruda, potente:
- Bill, tenemos que hablar.

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