jueves, 23 de septiembre de 2010

{The room 483}



Hace dos años y medio que vivo en un hotel. Y no sabeis lo a gusto que estoy allí. He conocido a las personas más importantes de mi vida, que viven en diferentes habitaciones. Pero cada noche vienen a visitarme, y me explican cosas preciosas. Me apoyan, me animan, y son las mejores personas del mundo. También he conocido a más gente, que vive en otras habitaciones, pero que no quiero conocer. Gente que hace daño, y que te quiere amargar la existencia sin motivo alguno. Y si los hay, no quiero saberlos. Pero por suerte, esa gente no tiene la llave de mi habitación y me molestan de la manera más cobarde posible, por las espaldas.
Y como no, las personas que me convencieron para entrar en ese hotel. Las que me mandaron publicidad y me explicaron de manera indirecta que allí seria feliz. Las que pase lo que pase, seguiré siempre. Porque se han portado bien conmigo, aunque mi habitación quede un poco lejos de la suya. Yo sé de que hablo. Son los que estan en la habitación 483. Nadie tiene la llave de esa habitación, aunque muchas se creen que si. Para mi, son las mejores personas del mundo, con sus defectos, como las personas normales. Puede que hayan canviado, si, pero para mi siempre serán ellos. Y espero algún dia conseguir una copia de esa llave, y si no, que me inviten ellos mismos a entrar.



Hace dos años y medio que vivo en el Hotel de Tokio. Y no sabeis lo feliz que soy allí.

lunes, 20 de septiembre de 2010

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Aprendí a caer una vez, y otra, y otra...
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pero no a levantarme.
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sábado, 18 de septiembre de 2010

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I love you more than I can never SCREAM.

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miércoles, 15 de septiembre de 2010

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Do you see me... as I see you?
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martes, 14 de septiembre de 2010

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Una nunca puede decidir hacia quien siente esas mariposillas en el estomago, ni ese repentino bombeo del corazón al verle o simplemente saber algo de él. Es una sensación mecánica, ya que no la decides tú. Pero a la vez es una de las más gratificantes que un ser humano puede experimentar. El proceso puede ser lento, puede ser rápido. Puede costar de asumir, puede que no. Aunque estoy segura de que aún me queda mucho por vivir, y que estos ataques de romanticismo y de ganas de soñar con él una y otra vez son temporales. También estoy segura de que el dia en que llegue ÉL de verdad, lo sabré. Y entonces recordaré este tiempo con nostalgia, cariño e incluso ganas de volver hacia atrás.
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A no ser que ÉL sea quien yo siempre he creído que és.
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