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Volvemos al mismo andén, al de siempre. Donde es más gratificante la carrera antes de llegar al tren que el poder viajar en el mismo. Si, volvemos al andén, donde soñar es más gratificante que abrir los ojos. Donde todo es agradable, y donde te atreves con todo y con cualquiera.
Si, volvemos al andén.
Pero parece ser que con un diferente tren.
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